Part 62 (1/2)

[The original ma.n.u.script, which was copied for Lord Kingsborough's valuable collection, is in the Library of the Escurial.]

Quando en tiempo de paz salian los Yngas a visitar su Reyno, cuen tan que iban por el con gran majestad, sentados en ricas andas armadas sobre unos palos lisos largos, de manera escelente, engastadas en oro y argenteria, y de las andas salian dos arcos altos hechos de oro, engastados en piedras preciosas: caian unas mantas algo largas por todas las andas, de tal manera que las cubrian todas, y sino era queriendo el que iba dentro, no podia ser visto, ni alzaban las mantas si no era cuando entraba y salia, tanta era su estimacion; y para que le entrase aire, y el pudiese ver el camino, havia en las mantas hechos algunos agujeros hechos por todas partes. En estas andas habia riqueza, y en algunas estaba esculpido el Sol y la luna, y en otras unas culebras grandes ondadas y unos como bastones que las atravesaban. Esto trahian por encima por armas, y estas andas las llevaban en ombros de los Senores, los mayores y mas princ.i.p.ales del Reyno, y aquel que mas con ellas andaba, aquel se tenia por mas onrado y por mas faborecido. En rededor de las andas, a la ila, iba la guardia del Rey con los arqueros y alabarderos, y delante iban cinco mil honderos, y detras venian otros tantos Lanceros con sus Capitanes, y por los lados del camino y por el mesmo camino iban corredores fides, descubriendo lo que habia, y avisando la ida del Senor; y acudia tanta gente por lo ver, que parecia que todos los cerros y laderas estaba lleno de ella, y todos le davan las vendiciones alzando alaridos, y grita grande a su usanza, llamandole, Ancha atunapa indichiri campa capalla apatuco pacha camba bolla Yulley, que en nuestra lengua dira ”Muy grande y poderoso Senor, hijo del Sol, tu solo eres Senor, todo el mundo te oya en verdad,” y sin esto le decian otras cosas mas altas, tanto que poco faltaba para le adorar por Dios. Todo el camino iban Yndios llimpiandolo, de tal manera que ni yerba ni piedra no parecia, sino todo limpio y barrido.

Andaba cada dia cuatro leguas, o lo que el queria, paraba lo que era servido, para entender el estado de su Reyno, oia alegremente a los que con quejas le venian, remediando, y castigando a quien hacia injusticias; los que con ellos iban no se desmandaban a nada ni salian un paso del camino. Los naturales proveian a lo necesario, sin lo cual lo havia tan c.u.mplido en los depositos, que sobraba, y ninguna cosa faltaba. Por donde iba, salian muchos hombres y mujeres y muchachos a servir personalmente en lo que les era mandalo, y para llebar las cargas, los de un pueblo las llebaban hasta otro, de donde los unos las tomaban y los otros las dejaban, y como era un dia, y cuando mucho dos, no lo sentian, ni de ello recivian agravio ninguno. Pues yendo el Senor de esta manera, caminaba por su tierra el tiempo que le placia, viendo por sus ojos lo que pasaba, y proveyendo lo que entendia que convenia, que todo era cosas grandes e importantes; lo cual hecho, daba la buelta al Cuzco, princ.i.p.al Ciudad de todo su imperio.

No. II.

Account Of The Great Road Made By The Incas Over The Plateau, From Quito To Cuzco; Extracted From Sarmiento's Relacion, Ms.

Una de las cosas de que yo mas me admire, contemplando y notando las cosas de estos Reynos, fue pensar como y de que manera se pudieron hacer caminos tan grandes y sovervios como por el vemos, y que fuerzas de hombres bastaran a lo hacer, y con que herramientas y instrumentos pudieron allanar los montes y quebrantar las penas para hacerlos tan anchos y buenos como estan; por que me parece que si el Emperador quisiese mandar hacer otro camino Real como el que ba del Quito al Cuzco o sale del Cuzco para ir a Chile, ciertamte creo, con todo su poder, para ello no fuese poderoso, ni fuerzas de hombres lo pudiesen hacer, sino fuese con la orden tan grande que para ello los Yngas mandaron que hubiese: por que si fuera Camino de cinquenta leguas, o de ciento, o de doscientas, es de creer que aunque la tierra fuera mas aspera, no se tu biera en mucho con buena diligencia hacerlo; mas estos eran tan largos que havia alguno que tenia mas de mil y cien leguas, todo hechado por sierras tan grandes y espantosas que por algunas partes mirando abajo se quitaba la vista, y algunas de estas Sierras derechas y llenas de pie dras, tanto que era menester cavar por las laderas en pena viva para hacer el camino ancho y llano, todo lo qual hacian con fuego y con sus picos; por otras lugares havia subidas tan altas y asperas, que hacian desde lo bajo escalones para poder subir por ellos a lo mas alto, haciendo entre medias de ellos algunos descansos anchos para el reposo de la gente; en otros lugares havia montones de nieve que eran mas de temer, y estos no en un lugar sino en muchas partes, y no asi como quiera sino que no ba ponderado ni encarecido como ello es, ni como lo bemos, y por estas nieves y por donde havia montanas, de arboles y cespedes lo hacian llano y empedrado si menester fuese. Los que leyeren este Libro y hubieren estado en el Peru, miren el Camino que ba desde Lima a Xauxa por las Sierras tan asperas de Guayacoire y por las montanas nevadas de Pavacaca, y entenderan los que a ellos lo oyeren si es mas lo que ellos vieron que no lo que yo escrivo.

No. III.

Policy Observed By The Incas In Their Conquests; Taken From Sarmiento's Relacion, Ms

Una de las cosas de que mas se tiene embidia a estos Senores, es entender quan bien supieron conquistar tan grandes tierras y ponerlas con su prudencia en tanta razon como los Espanoles las hallaron quando por ellos fue descubierto este Reyno, y de que esto sea asi muchas vezes me acuerdo yo estando en alguna Provincia indomita fuera de estos Reynos oir luego a los mesmos Espanoles yo aseguro que si los Yngas anduvieran por aqui que otra cosa fuera esto, es decir no conquistaran los Yngas esto como lo otro porque supieran servir y tributar, por manera que quanto a esto, conozida esta la ventaja que nos hacen pues con su orden las gentes vivian con ella y crecian en multiplicacion, y de las Provincias esteriles hacian fertiles y abundantes en tanta manera y por tan galana orden como se dira, siempre procuraron de hacer por bien las cosas y no por mal en el comienzo de los negocios, despues algunos Yngas hicieron grandes castigos en muchas partes, pero antes todos afirman que fue grande con la benevolencia y amicicia que procuraban el atraer a su servicio estas gentes, ellos salian del Cuzco con su gente y aparato de guerra y caminaban con gran concierto hasta cerca de donde havian de ir, y querian conquistar, donde muy bastante mente se informaban del poder que tenian los enemigos y de las ayudas que podrian tener y de que parte les podrian venir favores y por que Camino, y esto entendido por ellos, procuraban por las vias a ellos posibles estorvar que no fuesen socorridos ora con dones grandes que hacian ora con resistencias que ponian, entendiendo sin esto de mandar hacer sus fuertes, los quales eran en Cerro o ladera hechos en ellos ciertas Cercas altas y largas, con su puerta cada una, porque perdida la una pudiesen pasa.r.s.e a la otra y de la otra hasta lo mas alto, y embiaban esanchas de los Confederados para marcar la tierra y ver los caminos y conocer del arte qe estaban aguardando y por donde havia mas mantenimiento, saviendo por el camino que havian de llevar y la orden con que havian de ir, embiabales mensageros propios con los quales les embiaba a decir, que el los queria tener por parientes y aliados, por tanto que con buen animo y corazon alegre se salieser lo recevir y recevirlo en su Provincia, para que en ella le sea dad obediencia como en las demas, y porqe lo hagan con voluntad presentes a los Senores naturales, y con esto y con otras buenas maneras que tenia entraron en muchas tierras sin guerra, en las quales mandaban a la gente de guerra que con el iba que no hiciesen dano ni injuria ninguna ni robo ni fuerza, y si en tal Provincia no havia mantenimiento mandaba que de otra parte se proveyese, porque a los nuebamente venidos a su servicio no les pareciese desde luego pesado su mando y conocimiento, y el conocerle y aborrecerle fuese en un tiempo, y si en alguna de estas Provincias no havia ganado mandaba luego que les diese por quenta tantas mil Cavezas, lo qual mandaban que mirasen mucho y con ello multiplicasen para proberse de Lana para sus Ropas, y que no fuesen osados de comer ni matar ninguna cria por los anos y tiempo que les senalaba, y si havia ganado y tenian de otra cosa falta era lo mismo, y si estaban en Collados y arenales bien les hacian entender con buenas palabras que hiciesen Pueblos y Casas en lo mas llano de las Sierras y laderas, y como muchos no eran diestros en cultibar las tierras abecavanles como lo havian de hacer imponiendoles en que supiesen sacar acequias y regar con ellas los Campos, en todo los havian de proveer tan concertadamente que quando entraba por amistad alguno de los Yngas en Provincias de estas, en brebe tiempo quedaba tal que parecia otra y los naturales le daban la obediencia consintiendo que sus delegados quedasen en ellos, y lo mismo los Mitimaes; en otras muchas que entraron de guerra y por fuerza de armas mandabase que en los mantenimientos y Casas de los enemigos se hiciese poco dano, diciendoles el Senor, presto seran estos nuestros como los que ya lo son; como esto tenian conocido, procuraban q. la guerra fuese la mas liviana que ser pudiese, no embargante que en muchos lugares se dieron grandes batallas, porque todavia los naturales de ellos querian conserva.r.s.e en la livertad antigua sin perder sus costumbres y Religion por tomar otras estranas, mas durando la guerra siempre havian los Yngas lo mejor, y vencidos no los destruian de nuebo, antes mandaban rest.i.tuhir los Presos si algunos havia y el despojo y ponerlos en posesion de sus haciendas y senorio, amonestandoles que no quieran ser locos en tener contra su Persona Real competencias ni dejar su amistad, antes querian ser sus amigos como lo son los Comarcanos suyos, y diciendoles esto, dabanles algunas mugeres hermosas y presas ricas de Lana o de metal de oro, con estas dadivas y buenas palabras havia las voluntades de todos, de tal manera que sin ningun temor los huidos a los montes sea sus Casas y todos dejaban las armas y el que mas veces veia al Ynga se tenia por mas bien aventurado y dichoso. Los senorios nunca los tiraban a los naturales, a todos mandaban unos y otros que por Dios adorasen el Sol; sus demas religiones y costumbres no se las prohivian, pero mandabanles que se governasen por las Leyes y costumbres que se governaban en el Cuzco y que todos hablasen en la Lengua general, y puesto Governador por el Senor con guarniciones de gente de guerra, parten para lo de adelante; y si estas Provincias eran grandes, luego se entendia en edificar Templo del Sol y colocar las mugeres que ponian en los demas y hacer Palacios para los Senores, y cobraban para los tributos que havian de pagar sin llevarles nada demasiado ni agraviarles en cosa ninguna, encaminandoles en su policia y en que supiesen hacer edificios y traer ropas largas y vivir concertadamente en sus Pueblos, a los quales si algo les faltaba de que tubiesen necesidad eran provehidos y ensenados como lo havian de sembrar y beneficiar, de tal manera se hacia esto que sabemos en muchos Lugares que no havia maiz tenello despues sobrado, y en todo lo demas andaban como salvages mal vestidos y descalsos, y desde que conocieron a estos Senores usaron de Camisetas lares y mantas y las mugeres lo mismo y de otras buenas cosas, tanto que para siempre habra memoria de todo ello; y en el Collao y en otras partes mando pasar Mitimaes a la Sierra de los Andes para que sembrasen maiz y coca y otras frutas y raizes de todos los Pueblos la cantidad combeniente, los quales con sus mugeres vivian siempre en aquella parte donde sembraban y cojian tanto de lo que digo que se sentia poco la falta por traer mucho de estas partes y no haver Pueblo ninguno por pequeno que fuese que no tubiese de estos Mitimaes. Adelante trataremos quantas suertes havia de estos Mitimaes y hacian los unos y entendian los otros.

No. IV.

Extract From The Last Will And Testament Of Mancio Sierra Lejesema, Ms.

[The following is the preamble of the testament of a soldier of the Conquest, named Lejesema. It is in the nature of a death-bed confession; and seems intended to relieve the writer's mind, who sought to expiate his own sins by this sincere though tardy tribute to the merits of the vanquished. As the work in which it appears is rarely to be met with, I have extracted the whole of the preamble.]

Verdadera confesion y protestacion en articulo de muerte hecha por uno de los primeros espanoles conquistadores del Peru, nombrado Mancio Sierra Lejesema, con su testamento otorgado en la ciudad del Cuzco el dia 15 de Setiembre de 1589 ante Geronimo Sanchez de Quesada escribano publico: la qual la trae el P. Fr.

Antonio Calancha del orden de hermitanos de San Agustin en la cronica de su religion en el lib. 1, cap. 15, folio 98, y es del tenor siguiente.

”Primeramente antes de empezar dicho mi testamento, declaro que ha muchos anos que yo he deseado tener orden de advertir a la Catolica Majestad del Rey Don Felipe, nuestro Senor, viendo cuan catolico y cristianisimoes, y cuan zeloso del servicio de Dios nuestro Senor, por lo que toca al descargo de mi anima, a causa de haber sido yo mucho parte en descubrimiento, conquista, y poblacion de estos Reynos, cuando los quitamos a los que eran Senores Ingas, y los poseian, y regian como suyos propios, y los pusimos debajo de la real corona, que entienda su Majestad Catolica que los dichos Ingas los tenian gobernados de tal manera, que en todos ellos no habia un Ladron ni hombre vicioso, ni hombre holgazan, ni una muger adultera ni mala; ni se permitia entre ellos ni gente de mal vivir en lo moral; que los hombres tenian sus ocupaciones honestas y provechosas; y que los montes y minas, pastes, caza y madera, y todo genero de aprovechamientos estaba gobernado y repartido de suerte que cada uno conocia y tenia su hacienda sin que otro ninguno se la ocupase o tomase, ni sobre ello habian pleytos; y que las cosas de guerra, aunque eran muchas, no impedian a las del Comercio, ni estas a las cosas de labranza, o cultivar de las tierras, ni otra cosa alguna, y que en todo, desde lo mayor hasta lo mas menudo, tenia su orden y concierto con mucho acierto: y que los Ingas eran tenidos y obecidos y respetados de sus subditos como gente muy capaz y de mucho Gobierno, y que lo mismo eran sus Gobernadores y Capitanes, y que como en estos hallamos la fuerza y el mando y la resistencia para poderlos sugetar e oprimir al servicio de Dios nuestro Senor y quitarles su tierra y ponerla debaxo de la real corona, fue necesario quitarles totalmente el poder y mando y los bienes, como se los quitamos a fuerza de armas: y que mediante haberlo permitido Dios nuestro Senor nos fue posible sujetar este reyno de tanta mult.i.tud de gente y riqueza, y de Senores los hicimos Siervos tan sujetos, como se ve: y que entienda su Magestad que el intento que me mueve a hacer esta relacion, es por descargo de mi conciencia, y por hallarme culpado en ello, pues habemos destruido con nuestro mal exemplo gente de tanto gobierno como eran estos naturales, y tan quitados de cometer delitos ni excesos asi hombres como mugeres, tanto por el Indio que tenia cien mil pesos de oro y plata en su casa, y otros indios dejaban abierta y puesta una escoba o un palo pequeno atravesado en la puerta para senal de que no estaba alli su dueno, y con esto segun su costumbre no podia entrar nadie adentro, ni tomar cosa de las que alli habia, y cuando ellos vieron que nosotros poniamos puertas y llaves en nuestras casas entendieron que era de miedo de ellos, porque no nos matasen, pero no porque creyesen que ninguno tomase ni hurtase a otro su hacienda; y asi cuando vieron que habia entre nosotros ladrones, y hombres que incitaban a pecado a sus mugeres y hijas nos tubieron en poco, y han venido a tal rotura en ofensa de Dios estos naturales por el mal exemplo que les hemos dado en todo, que aquel extremo de no hacer cosa mala se ha convertido en que hoy ninguna o pocas hacen buenas, y requieren remedio, y esto toca a su Magestad, para que descargue su conciencia, y se lo advierte, pues no soy parte para mas; y con esto suplico a mi Dios me perdone; y mueveme a decirlo porque soy el postrero que mueve de todos los descubridores y conquistadores, que como es notorio ya no hay ninguno sino yo solo en este reyno, ni fuera de el, y con esto hago lo que pued para descargo de mi conciencia.”

No. V.

Translation From Oviedo's Historia General De Las Indias, Ms Parte II., Cap. 23.

[This chapter of the gossiping old chronicler describes a conversation between the governor of Tierra Firme and Almagro, at which the writer was present. It is told with much spirit; and is altogether so curious, from the light it throws on the characters of the parties, that I have thought the following translation, which has been prepared for me, might not be uninteresting to the English reader.]

The Interview between Almagro and Pedrarias, in which the latter relinquished his Share of the Profits arising from the Discovery of Peru. Translated from Oviedo, Historia General, Ms., Parte II., Cap. 23.

In February, 1527, I had some accounts to settle with Pedrarias, and was frequently at his house for the purpose. While there one day, Almagro came in and said to him, - ”Your Excellency is of course aware that you contracted with Francisco Pizarro, Don Fernando de Luque, the schoolmaster, and myself, to fit out an expedition for the discovery of Peru. You have contributed nothing for the enterprise, while we have sunk both fortune and credit; for our expenses have already amounted to about fifteen thousand castellanos de oro. Pizarro and his followers are now in the greatest distress, and require a supply of provisions, with a reinforcement of brave recruits. Unless these are promptly raised, we shall be wholly ruined, and our glorious enterprise, from which the most brilliant results have been justly antic.i.p.ated, will fall to the ground. An exact account will be kept of our expenses, that each may share the profits of the discovery in proportion to the amount of his contribution towards the outfit. You have connected yourself with us in the adventure, and, from the terms of our contract, have no right to waste our time and involve us in ruin. But if you no longer wish to be a member of the partners.h.i.+p, pay down your share of what has already been advanced, and leave the affair to us.”

To this proposal Pedrarias replied with indignation: - ”One would really think, from the lofty tone you take, that my power was at an end; but if I have not been degraded from my office, you shall be punished for your insolence. You shall be made to answer for the lives of the Christians who have perished through Pizarro's obstinacy and your own. A day of reckoning will come for all these disturbances and murders, as you shall see, and that before you leave Panama.”

”I grant,” returned Almagro, ”that, as there is an almighty Judge, before whose tribunal we must appear, it is proper that all should render account of the living as well as the dead.

And, Sir, I shall not shrink from doing so, when I have received an account from you, to be immediately sent to Pizarro, of the grat.i.tude which our sovereign, the emperor, has been pleased to express for our services. Pay, - if you wish to enjoy the fruits of this enterprise; for you neither sweat nor toil for them, and have not contributed even a third of the sum you promised when the contract was drawn up, - your whole expenditure not exceeding two or three paltry pesos. But if you prefer to leave the partners.h.i.+p at once, we will remit one half of what you owe us, for our past outlays.”

Pedrarias, with a bitter smile, replied, - ”It would not ruin you, if you were to give me four thousand pesos to dissolve our connection.”

”To forward so happy an event,” said Almagro, ”we will release you from your whole debt, although it may prove our ruin; but we will trust our fortunes in the hand of G.o.d.”

Although Pedrarias found himself relieved from the debt incurred for the outfit of the expedition, which could not be less than four or five thousand pesos, he was not satisfied, but asked, ”What more will you give me?”

Almagro, much chagrined, said, ”I will give three hundred pesos, though I swear by G.o.d, I have not so much money in the world; but I will borrow it to be rid of such an incubus.”

”You must give me two thousand.”

”Five hundred is the most I will offer.”

”You must pay me more than a thousand.”